Gracias!!!

Hace ya 5 años que comencé esta “locura” ya que con nada más y nada menos que 40 años me decidí a empezar esta aventura. Para los que no lo sabéis, mis estudios universitarios fueron en química y estuve trabajando como tal desde el año 2004 hasta el año 2017. Fueron unos años muy intensos, en los que tuve la oportunidad de aprender, viajar y compartir tiempo con muy buenos compañeros. Pero a la vez, sabía que no era a lo que me quería dedicar toda la vida. Envidiaba a las personas que tenían una vocación desde muy pequeños, y tenían claro a qué se querían dedicar.

Durante esos años, empecé a hacer cursos sobre masaje y shiatsu, sin ninguna intención de dedicarme a ello, simplemente por aprender cosas nuevas y salir de la rutina laboral. Ahí fueron transcurriendo los años hasta que en 2017, trabajando en una empresa en el control de calidad de productos farmacéuticos con unas circunstancias, digamos que, no muy agradables, decidí hacer un pequeño taller de masaje californiano que impartía mi profe Pilar (un ser de luz), y… fue como una revelación, sentí que era lo que realmente quería hacer con mi vida… ser Masajista.

Y, aunque parezca raro, todo en mi vida cambió, pude dejar mi trabajo como químico para hacer un curso anual de técnicas de masaje profesional, antes de terminarlo, lo enlacé con otro de técnicas de SPA, que curiosamente tenían la posibilidad de realizar prácticas en un hotel, y me dieron la oportunidad de hacerlas en el Gran Hotel Miramar. Antes de terminar las prácticas, me contrataron. Lo compaginé un tiempo trabajando en el Hammam de Málaga.

Era real, había cambiado mi vida, era más feliz, aunque cobrase menos y el trabajo fuera más cansado físicamente que como químico. Llegaba con ganas y salía feliz. El cambio estaba hecho y ya no había vuelta atrás.

Aunque llegó ese año 2020. el año del COVID, y parecía que todo se iba al garete, y como no pensarlo, si por estas circunstancias me quedé sin trabajo, y no se sabía cuánto tiempo íbamos a estar así. Al principio, lo llevé bastante mal. Pero, lo vi como una oportunidad, durante los días de confinamiento, empecé a diseñar cómo me gustaría trabajar. Pensé, en cuanto nos dejen salir a la calle, voy a hacer masajes a domicilio. Abrí mis redes sociales, empecé a diseñar mi página web, ver qué servicios podría ofertar, a que precios, diseñar mi logo, mi marca… En fin, lo que se llama hacer un plan de empresas. Me tenía que hacer autónomo.. aunque yo prefiero llamarme autoempleado.

En mayo de 2020, nada más dejarnos movernos libremente, ya estaba haciendo masajes a domicilio. Y en agosto ya tenía mi local para inaugurar mi centro de masajes. Muy sencillo, una camilla, un par de muebles bonitos, algún que otro detallito y sobre todo… muuuuchas ganas!

El primer año, no fue sencillo, pero ya no había posibilidad de cambio, estaba totalmente decidido a seguir con mi… ahora si puedo decirlo, vocación. Había días que no reservaba nadie, pero eso no me desanimaba, ni preocupa. Me permitía tiempo para poder estudiar cómo mejorar y llegar a más personas. Lo primero fue el boca a boca, y mejorando la web y lo que se llama el SEO de mi web, empecé a recibir más reservas, poco a poco.

Del segundo al quinto año, ha pasado como una rafaga de viento. Por mis manos han pasado muchísimas personas, de todas razas y países, de todos los continentes y rincones del planeta. Unos más callados, unos más expresivos… pero todos especiales. He dado toda mi fuerza, mi energía y mi luz en cada uno de los masajes que he hecho y seguiré haciéndolo.

Me gustaría agradecer a todas las personas que habéis confiado en mí y seguís confiando, que me recomendáis a vuestros amigos y familiares, que venis cuando podeis y quereis, mis manos y mi energía están preparadas cuando lo necesiteis.

El tiempo ha volado y eso es que lo estoy pasando muy bien.

Muchísimas gracias y, no lo olvides… ¡disfruta siempre!

Javi